miércoles, 14 de marzo de 2012

Uno no manda en el corazón

Pues sí, hoy estoy nostágico y romántico. Esa noche en El Viena lo ví por primera vez, bueno, tal vez no era la primera, pero sí, que lo veía con interés. Ahí estaba él, rapado, delgado, relajado, chacalón, masticando chicle. Con una sonrisa descarada, simple, sincera, encantadora. Y en plan yo las puedo todas, pensé, seguro va a caer.

Le mandé una chela con un mesero, luego nos saludamos, charlamos y me gustó más... no pasó nada esa noche, ni la siguiente, ni en los siguientes fines de semana. Estaba yendo muuuuuy lento, por primera vez con alguien que me gustaba. Pero, muchos elementos eran excepcionales. Era delgado, ¿cómo podía gustarme tanto?. Coincidimos en otro lugar de encuentros, salimos, y nos fuimos por esa mugrosa zona a una cantinucha.

Luego, seguimos saludándonos, viéndonos en El Viena, en El Oasis, nos íbamos a seguir la peda a Garibaldi, a otros lugares más corrientes, salvajes, vulgares (los lugares, no, nosotros, jajajja) y pasaban los meses y nada, y yo me desvivía, cada vez más,  por estar con él el mayor tiempo posible. Antes casi no tomaba, ahora seguía al parejo de él, me iba temprano a casa, ahora a aguantar hasta la madrugada.

Un tipo sencillo, brillante, de sonrisa encantadora, actitud chingona de cabrón, responsable, sensible, estudioso, (o sea, sí, yo estaba enamorado), todo en él era perfecto. Lo que decía, hacía, y yo le daba la razón, lo comprendía, lo escuchaba, cotorreaba con él, me vestía más chacal, como él, menos moderno, menos joto pues, más buga, o sea, pantalones aguados, no rectos, menos entubados; camisa a cuadros, playeras sin estampado, tenis toscos (deportivos) o zapatos de trabajo, gorras y sudaderas ochenteras como las de GAP, que parecen un costal de papas.

Él con maestría comenzando el doctorado, y yo sin titularme en aquel entonces. Conocerlo me motivó a querer titularme, a planear la maestría, a mejorar en muchos aspectos profesionales y personales. Yo de Guanajuato, el de un estado norteño. Pasaban los meses y nada, ya era oficial, no quería sólo coger con él, quería algo más, peeeeroooo, no me animaba a decirle qué onda, a declararme.

En ese entonces el amor me hizo adicto a la música duranguense, ¿qué diablos me pasaba? yo que siempre había tenido gustos más urbanos, alternativos, modernos, ahora por un cabrón comenzaba a entrarle con gusto y placer a la música grupera, reitero, especialmente la duranguense.

Y esta canción de El Buki en versión de Los Primos de Durango, me impactó, me llegó, No es la mejor de ese género, pero pues así es el amor a uno lo vuelve sordo, (ciega y testaruda, ahhh no esa es otra rola de la joterísima Chaquira), especialmente si en la letra cambiamos "Chiquilla Bonita" por "Chiquillo Bonito" o el nombre del susodicho.


Se siente, yo sabía, o mejor dicho presentía, que cuando me le declarara, me diría que no, por eso prolongué lo más que pude mi declaración amorosa. Esperé ocho meses, sí, ¡ocho meses! de autotortura, de sufrimiento, de incertidumbre, de falta de valor para enfrentar lo que, en el fondo ya sabía. Y así fue, cuando me anime, me dijo, palabras más, palabras menos: "eres a toda madre, me caes muy chingón pero uno no manda en el corazón y no puedo quererte". Zas.

Lo tomé con serenidad, me esperaba una respuesta así, de alguien como él, educado, inteligente, sencillo, y le respondí que estaba de acuerdo con lo que había dicho, "como uno no manda en el corazón, aunque tu no quieras, yo te sigo queriendo, no lo puedo evitar". Cotorreamos un rato más, y ahí quedo todo.

Pero al llegar a mi casa, adiós serenidad, empecé a sufrir en silencio, a deprimirme a sufrir a clavarme más en la onda grupera, especialmente en las duranguenses, pura autotortura, y encontré en Montez de Durango - Sólo Amigos.


Y que tal, el cover de La Apuesta - Procuro Olvidarte, en duranguense. Pues como dice la canción así comencé a actuar, alejándome de los lugares que frecuentábamos, ocupándome de mil cosas, llegando lo más agotado posible a la casa, para sólo dormir y no recordarlo.


En fin, conocerlo fue lo mejor que me ha pasado, es un hombre m-a-r-a-v-i-l-l-o-s-o, me sigue encantando y cuando lo veo, lo saludo. Luego, mucho tiempo después, comprendí muchos motivos por lo cuales no coincidiamos y que lo mejor fue como todo sucedió sin forzar, ni obligar nada. Me hizo sentir vivo, y me di cuenta que uno no manda en el corazón.

2 comentarios:

Paul Romero dijo...

Di con tu blog sin querer queriendo como dicen por ahi... jaja, pero esta entrada, me encanto jajaja

Editor en Jefe dijo...

Que bien, bienvenido como lector y seguidor, espero que lo demás también te guste y pueda ser de utilidad