Caudillos populachero, pero cumplidor

La Ruta Caudillos comienza en Prisciliano Sánchez 407, esquina Ocampo (si no está clausurado), y luego sigue en el Caudillos Galeana (Galeana No. 293 Esq. Miguel Blanco), después en la Taberna de Caudillos (Enrique Gónzalez Martínez No. 216), pasando por el Caudillos Bamboo Cantina (Maestranza No. 223), hasta el Caudillos Platino, en Hidalgo 838, un concepto bastante vendedor; con una oferta para toda la semana, lo cual no significa que siempre sea igual ni que sea buena, pero en gustos se rompen géneros, o para gustos, colores. Tampoco he dicho que sea mala, sólo es una opción para cualquier día de la semana.

El Caudillos de Prisciliano Sánchez, es como ese amigo de la prepa, medio pandroso o pandroso completo, pero que a nadie le importa porque sus amigos son iguales. No digo que tooooda la gente que asiste sea fodonga, se acicala lo mejor que puede, pero el perfil es bastante común y corriente, más lo segundo que lo primero. El ambiente es como ese desmadre de prepa, simple, sencillo, a veces rayando en lo bobo, otras francamente idiota e imbécil, a veces fuera de lugar y escatológico, con uno que otro destello de genialidad e inteligencia que puede sorprenderte, pero pocas veces ocurre.

Es un antro en el que, se agradece que, no discriminan (ja, con qué argumento lo harían) a nadie, por nada, existe una amplia variedad de la fauna joteril de Guadalajara, conforme avanza la noche, llegan los exiliados de los demás antros, las vaquerobvias, las musculocas, los skatoemoindiepunkhipsters, las fashionistas (Soy Totalmente Mercado de San Juan), las jovencísimas, las ruqísisimas, las bien mashas, las obvias, las travestidas y travestidos, los chacales, los reguetoneros, todas, todas ustedes y de todas las faunas.

Y no sé si el antro responde a la variedad de la clientela o la oferta del antro (uy si , súper pensada) atrae a las tribus homosexuales; o tal vez sean sus diversos niveles, con diferentes ambientes, desde lúgubre y mugroso a otro igual, de las botellas tiradas a los pisos desgastados, a las escaleras resbalosas, de las paredes sucias, de los empujones, las peleas, los balazos y las clausuras.

En cambio, la música presenta una fina y selecta curaduría, con una propuesta musical poco común y bastante vanguardista, casi experimental... naaaaahhh te creas, va del electrónico al pop nacional de los ochentas y más, del ranchero al cumbianchero y reguetonero, del sonsonete del circuit más comercial al mas monótono y común pop extranjero. Sí de Daniela Romo a Rihana, de Lady Gaga a Pit Bull, de Tiesto a Los Tigres del Norte, de Madonna a One Direction, de Calle 13 a Súper Junior, de Café Tacvba a El Recodo.

El Caudillos de Prisciliano Sánchez  es el antro a donde todos llegan (llegamos) más tarde que temprano, con niveles de alcohol y ganas de seguir la peda que no importan las condiciones, el lugar da igual, nomás que esté abierto. Luego, el desmadre sigue en El Caudillos Platino, un bodegón a donde llegan los más necios del desmadre, los que quieren salir del antro y ver el sol a buena altura, pero que ya no ven la realidad; lucen bastante cansados, apocalípticos, borrachos y ya todo les parece bien, o súper... su ligue, sus nuevos amigos, sus nuevos enemigos, sus glorias y su noche...pero la sobria realidad es muy distinta.

Si tus objetivos son simples como salir a ver qué sale, sin importar contexto, ni gente, el Caudillos y Caudillos Platino son la opción, chela barata, variedad y cantidad de personas; es ese cotorreo inmaduro donde lo importante es seguir pedo y haciendo nada, tal vez un faje, tal vez sólo un beso, un numerito de telenovela en el antro o la calle, tal vez una pelea, no importa lo que salga esa noche, para alguien con ganas de desmadre, cualquier cosa es ganancia,  si vas con expectativas muy bajas, saldrás ganando.

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