Esa noche fui con dos mexicanos, un amigo que conocía desde antes en el DF y emigró a Montreal y su amiga, una loquita. Al llegar, un tipo en la entrada me dijo algo, en francés, lengua ignota por mi, sólo atine a sonreir y alzar el pulgar. Pasamos directo al bar.
Mi primera impresión de el Bar Le STUD, un oso, en verdad oso, más alto que yo, peludísimo, blanco, cabello y barba negros, le dije a la loquita, ese me late, con gusto me lo llevaba puesto, y me contesto "búscate algo más a tu alcance, él puede tener al que quiera del bar" - me quede helado. Aquí aplica la frase: no hay peor enemigo de un mexicano que otro mexicano.
El bar está muy padre, las instalaciones, la música, el semicírculo de madera que simula un rodeo. Aquí sí van muchos osos, hombres maduros deliciosos, con un mínimo y a veces, un máximo de cuidado a sus cuerpos, no como en otros países (léase México, arriba el malinchismo pues). Hay de todo, como en cualquier lado, el mamón que no le habla a nadie, el que sólo va a lucir su cuerpo, pero nadie lo toca, ni saluda; el bonito, el joven, el viejo, pero también muchos como me gustan (luego explicaré cómo me gustan).
El chiste es que, me le lance al osote, y resultó que mi poco inglés era exactamente el poco inglés que él no sabía, pues él también hablaba poco de la lengua shakesperiana. Sólo hablaba bien la lengua de los Tres Mosqueteros (o sea, francés, por si no cactaste ma'nto). Y un tipo trilingüe (o sea, uno que no era víctima de la educación pública mexicana) nos ayudó (o sea, un mexicano en solidaridad conmigo y el osote para ayudarnos a ligar, también hay mexicanos a toda madre).
El osote me preguntó, vía el intérprete (jajaja) qué de dónde era, mexicano dije, que le encantaban los mexicanos, que si yo era pasivo, que no, que soy activo, que entonces por qué uso la pulsera de piel con metal en la mano derecha, que por comodidad pues en la izquierda uso el reloj, que si quiere una respuesta con la pulsera, me la cambié a su lugar correspondientes la izquierda, como buen activo, que entonces ya está, que le late, que vámonos a su depa, que que buena cogidota al osote.
No le dije nada a la loquita (claro que sí, con la pura actitud de llevar al oso de la mano al despedirme y restregárselo en la cara, y en plan jotísimo pensé: zas culera huele mi champú de maple, jajajaja) sólo me despedí muy educadamente de mis compañeros y me fui discretamente (campaneándome por toda la avenida Ste Catherine) al depa del osote, que con el lenguaje internacional de señas y caricias, todo se pudo lograr.
Vivan las relaciones interculuturales entre México y Canadá, por ello contribuyo con mi cuerpo a fines netamente diplomáticos (o sea, justifico andar de caliente). Si van a Montreal y les gustan los hombres y los osos, el Bar Le STUD es sú lugar. Si ya fueron, platiquen sus experiencias. Nos vemos, escriban.
Bar Le STUD, Ste-Catherine Est Montréal 1812, esquina con Avenue Papineau.
5 comentarios:
Jajajajaja tienes toda la razón,,, no hay peor enemigo de un MEXICANO que otro MEXICANO y sobretodo si es JOTITA que es AMIGA de un AMIGO... saludos,,, te dejé un post en XTUBE... =D
Jajajaja cabron!!!! Apenas encontre tu blog y lei esta resena y ya eres mi heroe!!!! Jajajajaja gracias cabron por darte el tiempo para escribir tus experiencias
qué bueno que te latió, espero sigas frecuentando el blog, y mejor aún, colaborar con alguna experiencia o lugar que recomiendes.
Muy padre lugar... de casualidad tu cuate emigrado a Montreal no se llama Gerzaín?
por cierto, olvidé felicitarte por el blog, impecable ortografía, clara redacción e ideas perfectamente articuladas, así da gusto leer en la red... bien hecho!
Publicar un comentario